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15 de febrero de 2025

DEUDORA

Que se abra la puerta
y el viento apague las velas.

¿Qué les debo yo a mis años?
Son ellos los que existen
gracias a mí. Sin mí
serían el dibujo de un cincel
en una piedra triste.

Estos versos fueron escritos hace doce años. En aquel momento mi relación con la edad era complicada. No estaba conforme con el devenir de los años. Visto ahora, desde mi nueva situación en la existencia, lo encuentro un tanto absurdo. Hoy, tal vez, deseo ser la deudora de mis años y que éstos sean acreedores por tiempo indefinido.

No, no se abra la puerta
y el viento apague las velas.

1 de junio de 2020

DESEO INALCANZABLE

¡Volar!
Si pensáis en que deseo alas y pertenecer a esa especie que no pare a sus crías, os digo que no, que no es eso. Lo que yo deseo es navegar por el cielo.
Aeroplano, reactor, avioneta o planeador; no importa el aparato; aunque es cierto que siento una fuerte atracción por los globos aerostáticos.
Lo que deseo es sentir la sensación de ocupar un lugar tan alto como el cielo. Quiero estar por encima de. Y cuando mirada sea sinónimo de vértigo, en ese preciso instante, gozar, gozar hasta lo inefable, gozar orgásmicamente. Sentir el mundo en mí y no yo en el mundo. Ser un trocito de nube; pasar al lado de un condor, mirar hacia él y levantar el mentón a modo de saludo indiferente -¡qué hay, cómo te va tío!-; criticar a la luna con el sol y viceversa; humillar las gotas de lluvia observando desde mi pedestal; contemplar todo con ojos de gigante.
¡Volar! y al fin perder por completo la memoria, olvidar que tan solo soy una puta hormiga de un puto universo.

22 de mayo de 2020

ALGO MÁS




Me has regalado momentos extraordinarios y maravillosos, mejor momentos que recuerdo extraordinarios y maravillosos:
  • cajetilla encendedor chupito de bourbon cenicero libro y diccionario sobre la mesa y yo sobre la silla de 22:00 a 24:00 no podía pedir más
  • tendedero que llamé terraza geranios agua luz a veces ropa secando al sol
  • subir escaleras para recordar hijos bajarlas cargada de nostalgia
  • buscar sitios rincones estantes para libros no encontrarlos
  • sofá manta cojín más que sofá manta cojín mi relax vespertino
  • maquillarte era una odisea de las buenas pero quedabas tan guapa
  • en lágrimas eras mi apoyo en risas mi compañía

Eras algo más que amiga, pareja, compañera, algo más que mi casa.
Con todo, te abandoné un día, motivos aparte, te dejé sola, vacía, triste, sin alma.
Ahora, cuando nos vemos, compartimos soledad, vacío, tristeza, alma.

3 de diciembre de 2012

PODRÍA

Podría decir que hay oscuridad, pero no, en todo caso diría que hay demasiada luz. Me bombardean haces de luz pesada, como si me lanzaran chorros de agua a presión que me limpian y me dañan a la vez.
Hace tiempo que no escribo. Y eso es malo. Escribir contrae y distiende. Las neuronas se activan y el cuerpo se relaja. El problema es que no se puede describir el vacío para escribir sobre él. El vacío es blanco y es negro y también incoloro. El vacío no tiene forma, ni contorno, ni límite. El vacío no tiene olor ni sabor. El vacío no debería tener nombre. Y, sin embargo, en tantos momentos deseamos hablar sobre él que las palabras se inventan de nuevo con el mismo y antiguo método: el deseo.
En este caso el deseo de hablar y escribir. Hablar, con palabras que se verbalizan y escriben. Lo importante es hablar y escribir. Hablas y escribes para ponerle anclas al pensamiento. De otro modo el pensamiento navega, huye, escapa, se desvanece, se disipa, en suma, desaparece hundido en un mar de palabras confusas.
Podría decir que hay oscuridad, pero no, en todo caso diré que hay demasiada luz. Me bombardean haces de luz pesada, como si me lanzaran chorros de agua a presión que me adhieren letras y me despegan palabras al mismo tiempo.

7 de marzo de 2010

N

era el libro de los abrazos, era de Eduardo Galeano, era tu regalo, era tu abrazo.

no consigo dormir. tengo una mujer atravesada entre los párpados. si pudiera, le diría que se vaya, pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

te has ido sin que nadie lo deseara. te has ido y nos has dejado un nudo en la garganta.
estas son mis palabras, este es mi abrazo.




5 de diciembre de 2009

Todo se rompe

Hay una taza rota en el fregadero. Era una taza coquetona. Con dibujos geométricos en amarillo y morado. Una taza con la que desayuné durante muchos años un café con leche delicioso. Está rota en añicos. No sé qué hacer con los trozos. Recomponerlos es imposible. Tirarlos a la basura penoso. Y sigue ahí, deshecha, desarmada, incompleta porque algún trocito con el golpe se ha convertido en polvo. Tengo miedo de abrir el grifo y que las partes se separen aún más. Tal cual la veo ahora, todavía me recuerda a la taza que fue. Me sentiría aliviada si dejase correr el agua pero no quiero dejar de mirarla. Rota y todo sigue siendo mi taza.
A menudo pienso que mis cosas siempre estarán conmigo. Sin embargo, las cosas se rompen, se acaban. Y si, en el mejor de los casos, algo te acompaña durante toda la vida, será tu vida la que se quiebre y serás tú el que abandone sus cosas. Nada nos ata a nada. Todo es prescindible.
La taza está rota porque estaba en mi mano y el teléfono sonó y alguien me dijo que ella también se había roto y yo no supe sostenerla. La taza está rota. Y yo quiero seguir mirando sus trozos.

14 de noviembre de 2008

No me beso porque no llego

Hoy no la veía. Corriendo, como todos los días, hacia la sauna laboral. Abrochando el abrigo y repasando mentalmente si llevaba todo en la maleta (mis bolsos siempre se salen de las medidas convencionales). De repente, al doblar una esquina, oigo: "¡Hey, aquí arriba!" Y allí estaba, reina, blanca, dominante, y, con una sonrisa decreciente a creciente, dijo: "Felicidades".

Cuando llegué a la oficina y la grisura bochornosa (los índices mundiales de mortandad en el siglo XXI se verán incrementados por los climatizadores de los edificios inteligentes) me invadió, pensé en la fuerza poderosa de la imaginación, y estuve segura de que la luna encendió una vela por mi cumpleaños.

Soy feliz.