31 de marzo de 2006

No hay explicación

¿Qué sentimiento es éste, que no me deja razonar?
Ayer escuché, en una voz encandilada, cómo los clásicos veían la muerte a la vuelta de la esquina de cada año vivido. Y todos sabemos que es así. Unos sienten pánico, terror, temor a esa idea tan cruelmente natural. Otros aceptamos esa naturalidad sin dolor, aunque siempre en primera persona. Porque, cuando la visita de ese espectro de manto gris y rostro de calavera visita otro cuerpo, el sufrimiento se hace patente. Y no por la crueldad que puede arremeter contra nuestras almas, no; sino por la impotencia que sentimos ante lo irremediable. No podemos hacer nada, no sabemos hacer nada, nada de lo que hacemos sirve, nada de lo que hacemos ayuda, nada de lo que hacemos cambiará el destino escrito.
Y el tiempo transcurre.
Y Quevedo decía: "En el hoy y mañana y ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto". Y es cierto; vivimos esperando la muerte. La vida es una larga agonía, disimulada de cuando en cuando con unas dosis de morfina risueña, que finaliza con la liberación de la muerte.
Pero una cabeza que razona ¿dónde queda cuando el sentimiento acuchilla las neuronas?
Sentimientos y razón, enfrentados en una lucha que es la esencia de la vida y la muerte. La una sin la otra no serían explicables.
Y, sin embargo, ella se muere, y yo, quisiera poder explicarlo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta tu blog Ana.

Anónimo dijo...

Dice una canción poco conocida del cantautor uruguayo Eduardo Darnauchans, "casi me olvido de usted, la muy, la mía, la otra, señora, señora muerte".
Y yo casi que la había olvidado, pues la vida me ha embriagado últimamente. Desde el nacimiento de mi niña Julia, hace dos años, todo es vida por acá. Pero aquí estás tú, Ana, como siempre, con extrema gravedad y pericia, recordándome la existencia de esa noble "señora".
Creo habértelo dicho hace un tiempo, el arte de escribir no es para cualquiera y tú tienes ese don...
Daniel

caracolquiscol dijo...

un misterio inexplicable, pero es de las únicas certezas que tenemos... ahora que mientras socialmente sigamos enmorfinados, parece que se nos olvida que un día vendrá...

Anónimo dijo...

Este mejor lo leo mañana, que hoy como que no,