5 de noviembre de 2008

Alta traición

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques, desiertos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.

José Emilio Pacheco


Ya el nombre de "patria" me duele, pues el mero hecho de pensar en ella parece que me obligase a ser mucho más de lo que entraña el significado de "patriota". Estoy con José Emilio Pacheco: no amo mi patria porque, puede brillar o no pero nunca está al alcance de mi mano. Sin embargo, me gustaría ser Penélope y tejerla y destejerla para cambiar su trama , su urdimbre, de cada vez, y que mi vida consistiese en eso: hacer lo que esté bien y deshacer lo que esté mal. Y, mientras tanto, engañar a los príncipes de la ambición, de la usura, del egoísmo y de la deshumanización.
Me supone un gran esfuerzo vivir con mi "patria" pero lo que ya me desborda por completo es tener que tragarme otras "patrias". Hemos vivido las elecciones presidenciales norteamericanas como si fueran las nuestras. Mucho más. Sabemos lo que comen los candidatos, lo que leen, cómo duermen y de qué color son sus calzoncillos. Está bien que la información nos llegue clara (cosa que no siempre sucede) y rápida. Está bien que sepamos de los designios de un país que influye mucho en el resto del mundo. Está bien, incluso, tener opiniones acerca de los candidatos que se presentan (-es un gran avance para los americanos que llegue a la presidencia de su país un ciudadano negro, pero me produce cierta sonrisa irónica oir a muchos españoles congratulándose de la victoria demócrata porque así el mundo será mejor y no se invadirán países y la contención bélica será una realidad, cuando, si no recuerdo mal, excepto la guerra de Irak, todas las declaradas por Estados Unidos lo fueron bajo gobiernos demócratas-). Pero lo que no puedo tolerar es que en un informativo de Televisión Española hagan su despedida con una bandera de los Estados Unidos de América y con el himno de los Estados Unidos de América cantado solemnemente por una ciudadana de los Estados Unidos de América.
Muchas veces he dicho a quienes me conocen, que los EE.UU. habían invadido nuestros países, desembarcando tanques de papel color de rosa en nuestras playas. Así era y así es, aunque ahora somos nosotros quienes les tendemos puentes para que lleguen mejor.
José Emilio Pacheco lleva razón: amemos nuestra Cimadevilla o el Mar del Plata de Alfonsina, amemos el Sena de Celán o nuestro Nalón, amemos nuestro "Gijón del alma" o "la ciudad" de Cavafis, amemos al "Che" Guevara o a Horacio Fernández Inguanzo, pero no amemos a esas patrias inasibles que sólo quieren dominarnos.

3 comentarios:

Marcelo dijo...

Brillante! Llegué aquí a través de Rafa, quien hoy te dedicó su entrada. Me alegré por la victoria de Obama, y al mismo tiempo me pregunté dentro de cuantos meses (3?) vamos a empezar a insultarlo...
Un saludo!

Anónimo dijo...

GLORIA
Hola!!!!!!!! Yo tambíén vengo a tu blog través de Rafa y me permito dejar un comenrario si no te molesta,te extrañas de que despidan un telediario con la bandera y el himno americano?Yo no, en la actualidad no hay otra prioridad en este país, que no sea la de que España esté en la cumbre americana.Un saludo

Txe Peligro dijo...

brindo por ello, muy bien traido.

salud!