26 de julio de 2006

La carrera

















Nací con el moldeador puesto y el azabache definiendo el color de mi pelo.
Mis padres, después de cuatro hermanos varones de cabellos rubios y lacios cual mezcla de ario y vikingo, encontraron mi figura tan opuesta a la de sus otros hijos que no buscaron más belleza y se conformaron con la vulgar mediocridad de mis rasgos.
Crecí a rebufo del poderío físico e intelectual de mis hermanos. Ellos eran altos, fuertes, guapos, inteligentes y poseían ese halo de atracción que rodea a ciertas personas que las hace triunfar ante los demás sin mover siquiera un dedo; al contrario que yo, que tuve que justificar incluso mi primer paso pues a los seis meses corría, más que caminaba, por el jardín de nuestra casa, intuyendo mis padres en ello una rara aptitud más que una cualidad.
Lo de crecer es una manera antagónica de decir que no crecí. Apenas llegué al metro cincuenta de estatura. Soy bajita. Tal vez no sea debido tan sólo a ésto, pero siempre he tenido la sensación de ser inferior a los demás. Claro está que todos los hombres con los que me he relacionado, esporádica, temporal o continuadamente, han sido mucho más altos que yo e, influenciada por mis actitudes afectivas hacia mis fraternales y colaterales ascendientes, he tenido el impulso de besarlos continuamente.
Por oposición a mis hermanos, estudié "diseño y decoración"; profesión femenina donde las haya; gracias a la cual, conocí a cientos de mujeres organizadoras de sus casas, amantes de sus maridos, educadoras de sus hijos, clientas de dermoestética y profesionales del ocio a elevados niveles. Esta relación profesional-clienta, me indujo a ejercer de lo contrario, esto es: seguí viviendo en casa de mis padres, no me casé, no tuve hijos, mantengo el mismo cuerpo que mi padre y mi madre concibieron y mi único ocio-vicio es saborear los labios y lenguas de todos los hombres que se acercan notablemente a mi vida mientras empleo una destacada frialdad para hacerles el amor. Es posible que un día de éstos me quede con una sola de esas bocas y hasta puede que tenga un hijo. No veo probable, en cambio, que los cirujanos arreglen algún desarreglo de mi cuerpo.
El moldeador sigue siendo natural pero el azabache del pelo va tornando artificial. Mis padres continúan viendo en mí un personaje particular, medio extravagante, medio vulgar. Mis hermanos son, efectivamente y como se había previsto, espléndidos representantes de la perfección en el género masculino. El jardín ya no es testigo de mis carreras pero sí me sufren el metro, las aceras, los pasillos de las casas de mis clientas y cualquier otro sitio que pueda ser pateado, en este caso, corrido. Y continúo centrando mis aspiraciones sexuales en besar apasionadamente a los hombres que me gustan.
Siento, a menudo, que se ha tratado la mía de una vida aburrida. Sólo siento, porque si me detengo a racionalizar esta carrera en la que no he oído el pistoletazo de salida, el puesto a la mitad de esta prueba reina no es tan malo. Soy extraña, particular y personalmente feliz.



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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si señor Ana,esa mujer es superpoderosa a estas alturas de su vida, y es que solo se trata de intentar hacer lo que te apetece, y que esto te llene de orgullo , lo consigas o no, que mas da, las cosas conseguidas , salvo en raras excepciones, son una nimiez comparadas con el numero de intentos por conseguirlas.
Me gusta tu historia.

eme dijo...

jajaja. ¿has leido Plataforma, de Houllebecque? tu comentario sovbre el contraste besos-cama me lo ha recordado...

Anónimo dijo...

Es un gustazo leer estas hermosas historias, que aparecen casualmente, sin buscarlas y se disfrutan.

Te recomiendo esta página, que al igual que la tuya también es brisa de la buena.
http://www.jorgezunigapavlov.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Buena historia, muy buena.
Fantasia, entiendo yo. O tal vez me hayas ocultado la existencia de mis cuatro tios 'al estilo Thor'. Jeje, sería gracioso llegar un fin de semana a casa y encontrarme con 'tito Erik'!!!

Sólo te pongo una falta. Actualiza más a menudo. Me encanta!!!!!!

ana martinez dijo...

berna: mas bien lo hace y ya está. el intento presupone un posible fracaso y esta mujer no fracasa porque no intenta nada. simplemente vive a su manera.

eme: altamente honrada me hallo, por haberte recordado a Houellebecq, jeje. no he leído Plataforma pero me has dejado con las ganas. a ello voy...

anónimo: ¿eres zúñiga o me recomiendas a zúñiga?, bueno da igual, pasaré por esa página. gracias por lo de "hermosas historias", en fin...

anuka: qué erik, ni thor, ni niño muerto. tu tío es viky el vikingo, niña, que no te enteras.

gracias a todos por pasar