14 de agosto de 2006

Una que no sabe



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"United colors of Rajastan" Foto tomada por Manuel Pazos



Hay, quienes no quieren tirar para adelante porque, intuyo, no les gusta dejarse llevar; prefieren conocer, escoger y asegurar el camino. Éstos, contradictoriamente, arriesgan mucho; pues aquellas excelencias de la vida que llegan a conocer y a escoger voluntariamente, involuntariamente pretenden sujetarlas; propiciando de este modo una pérdida segura; pues el dicho de "sólo se conserva aquello que no se amarra" es muy acertado.

Los hay, que no sufren el tirar para atrás, pues la senda está aprehendida por la memoria y el recuerdo, y ámbos, son caminantes perezosos. En ese caso, el olvido premeditado acarrea un peligro: si no sientes lo que dejas atrás, no podrás sentir en plenitud lo que te ofrece el presente, pues el período de aprendizaje es necesario incluso para el sentimiento.

Hay gentes, también, que olvidan el ayer y no piensan en el mañana, porque están anclados en cada minuto que late en sus vidas; y se aferran con tanta fuerza a cada instante que no aprecian si hay baches en el camino, si las tormentas acechan, si lo recorrido ha sido duro o si lo que se vislumbra en el horizonte tiene buen aspecto. Y es que, estas gentes, usan sus manos para quitar el tronco atravesado en el camino; su boca para besar unos labios que piden auxilio; sus piernas para escalar al balcón de su amor; su nariz para oler la sangre de la herida o la rosa del corazón; sus ojos para ver la miseria o la riqueza; su sexo para gozar; y su voz..., su voz para cantar una elegía a cada minuto de su vida que se muere.

En realidad, no sé quiénes practican mejor el arte de la vida o si es éste un conglomerado de estilos; utilizando un día el pincel, otro la pluma, otro el cincel, otro la voz; pero sí se me ocurre un aforismo: Hay gentes que viven y hay gentes que piensan en vivir.


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6 comentarios:

Batiscafo dijo...

y hay gente que se pasa la vida decidiendo, de entre todas las cosas cojonudas que hay para disfrutar, cuáles son las que más le interesan.
es que vivir es muy dificil, deberían avisar

Javier López Clemente dijo...

Supongo que una de las maravillas de vivir es que no tiene manual de instrucciones.

gaia56 dijo...

vivir la vida es lo más interesante del mundo, cada uno ha de buscar la suya, su manual de instrucciones.. lo que pasa que cada día necesitaría un nuevo manual, no valen las recetas de los demás...

Txe Peligro dijo...

los que saben vivir son los que viven al momento, sin estar anclados al pasado o preocupados por el futuro. Todo esto es fuente de miedos y de nostalgias, es decir, de mal rollo. Ya lo dicen los orientales: hay que vaciar la mente y estar aquí y ahora. Es la forma de saber vivir.

A mi no me sale muy bien, la verdad. Pero me apuntaré a meditación.

Saludos

ana martinez dijo...

Batis: Cierto. Nos pasamos la vida buscando lo mejor y se nos olvida disfrutar lo que tenemos.

Javier: Ahí nos han dao! Nos obligan a abrir el paquete y debemos usar el aparato sin manual. ¡Semejante despropósito no es de recibo!

Berna: Como siempre, tu dardo apunta muy finamente. Cada día somos diferentes? Es muy bueno este planteamiento, porque de esta manera te descargas de los condicionamientos del pasado e incluso de los del futuro. El carpe diem podría o debería ser nuestro lema.

Gaia: Grande, como siempre. Tus respuestas son amplias, extensas (en su fondo), vitales; y destilas tanta seguridad que parece que tú no necesitaras ningún manual. Es posible que no lleve razón, pero parece que todo lo tengas claro. Te envidio.

Txe: Buen apunte el de la meditación. Pero muchos te dirían que si meditas mucho, pierdes tiempo para vivir... ¿Es ésto una contradicción? Nos daría para otro post, jeje.


Gracias a todos por pasar

Gato negro dijo...

Vivir es estar. Aceptar eso es algo casi imposible, y sin embargo, creo que eso es.
Hay muchas formas de vivir, pero cada instante, tu cuerpo cambia, tus circunstancias también, todo es diferente, porque no ser diferente en cada parpadeo.
Nos hemos acostumbrado al horario y la semana, pero no nos hemos acostumbrado al latido y la mirada.

GATO NEGRO