4 de agosto de 2006

Invertir al hombre de Porlock

Invertir al hombre de Porlock. Eso es lo importante. Irte a la cama para escribir la historia vivida. Reinventar cientos de personajes y establecer un nexo entre ellos tal, que la lectura consiguiente sea tan sencilla como sumar uno y uno y todo el mundo diga: ¡dos, es dos!
Cuando el árbol se llena de frutos, sus ramas se doblan y aquellos acaban cayendo fieles a la ley de la gravedad. Tal vez nuestras mentes se doblen de tanto alimentarlas y de cuando en cuando, lo que había brotado y estaba a punto de dar a luz un perfecto y redondo pensamiento, se hunde en un limbo extraño y desconocido a donde van a parar Cavafis y su Itaca, la estación del metro de Pound, la pistola de Verlaine y sus violines de otoño, la amada y el amado de San Juan, las tierras baldías de Elliot, la fuga de muerte de Celan, la marca del agua de Angel González, la alta luna de Pessoa, el cubo de mierda de Bukowski y hasta el mismísimo hombre de Porlock de Coleridge.
Qué maravilla de la creación sería acostarse, recibir la noche en la piel y un alfabeto de luces en el alma, cuyo desorden voluntario generase espontáneamente un caos tan lúcido como los amores de Cavafis, tres o cuatro cantares de Pound, el cuerpo herido de Rimbaud, la noche oscura de San Juan, los cuartetos de Elliot, el suicidio de Celan, las cucarachas de Angel González, la piedra y la rosa de Pessoa, el plato de lentejas de Bukowski y hasta el mismísimo Kubla Khan de Coleridge.
Invertir al hombre de Porlock. Eso es lo importante. Que el escribir fuera un sueño y el sueño una creación libre de ser interrumpida por la llamada inoportuna del alba intelectual.

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9 comentarios:

Batiscafo dijo...

y tantas, tantas otras...
muy bueno
pero sobretodo te escribo para decirte q me ha encantado el post "la carrera"s'olo q lo acabo de leer hoy.
el azabache se vuelve artificial pero el gris/plateado es un color precioso
saludos

Javier López Clemente dijo...

Para mi, escribir es un sueño, un sueño, quizás, demasiado reciente por eso, muchas veces, se convierte en una terrible pesadilla dónde adjetivos, nombres y conjunciones se unen para boicotear a mi mente, porque ana, las ramas de mi mente nunca se doblan, sólo se resecan, o dormitan en el sofá mientras los libros cogen polvo en las estanterias.
Gracias por tu reflexión.
Javieradamente lúcida :-)

ana martinez dijo...

Batiscafo: jaja, así que el gris/plateado es precioso, eh? No sé, tal vez en la cabeza de Richard Gere pero en el resto de lAs mortales...ummmmm, como que no lo veo yo muy claro.

Javier: me encanta eso de que los adjetivos, nombres y conjunciones conspiran para boicotear tu mente... Esa sí es una buena reflexión.


Gracias a los dos por pasar.

Batiscafo dijo...

no no, en serio q el gris es un color q puede ser precioso (o al menos eso me autoconvezco yo, q tb tengo el pelo negro...y es lo q me espera antes o despues)
no, en serio, el gris es un color q habla mucho, de muchas cosas.
un beso

Txe Peligro dijo...

jeje, menudo repasito.

por cierto, eso del hombre de Porlock, qué es?

saludos

ana martinez dijo...

Berna: llevas razón. Es mejor no desesperar, pues cualquier idea fagocitada por nuestra mente siempre acabará siendo expulsada de una u otra forma.

Batis: pensaré en el gris como en un bello color; incluso en el blanco como una admirada pureza; pero me temo que en la práctica continuaré haciendo uso de un "también bello, jeje" azabache artificial.

txe: el repasito, que tú dices, es corto, muy corto; pero al menos son todos los que están en él. En cuanto al hombre de Porlock, es una historia curiosa en la vida de Coleridge: Vivía en aquel tiempo cerca de la aldea de Porlock; bajo los efectos de un calmante (de una buena dosis de opio, dicen otros) durmió tres horas durante las cuales compuso un poema, surgiendo las imágenes y expresiones verbales sin ningún tipo de esfuerzo; cuando despertó se dispuso a escribir aquello que había compuesto durante el sueño; al cabo de treinta líneas escritas, llegó un vecino del mismo Porlock y Coleridge hubo de atenderlo; al retomar la escritura, comprobó que había olvidado todo el sueño; tan sólo recordaba el fin del poema. Es así como nació el Kubla Kahn, uno de los más extraordinarios (según algunos) de la literatura inglesa.

Gracias a todos por pasar

Javier López Clemente dijo...

Hola ana martinez
Voy a buscar un texto en el baúl de los recuerdos, no prometo nada, para que veas como se comportan esos malvados.

eme dijo...

los nexos.
qué difícil hacer puentes.
qué crisis no encontrar los puntos de interferencia.
la relación.
eso quita el sueño, sí.

un post muy acabado, sí señor.
un saludo.

ana martinez dijo...

Javier: espero por ese texto.

eme: ¿esto de escribir es, tal vez, una droga que nos quita el sueño?. Es muy posible, pero cuando se introduce en nuestras venas, resulta tan placentero...

Gracias por pasar