17 de junio de 2008

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Se acaba el día y aún no he visto la luz.
El cielo se viste de burka,
de la tierra brotan candados y por todas partes
hay jaulas de plumas negras que encierran el aire.

Pronto se acabará el día y ya estoy segura
de que nunca se abrirán los ojos,
ni se invertirá la espiral del pensamiento,
ni dejarán de revolotear los cuervos.

Apenas queda un vestigio de día y
quisiera contar lo que he visto,
mas no he visto nada porque la luz
no se enciende y los ojos no se abren.

Con un poco de suerte
tan sólo se cerrarán los labios.


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5 comentarios:

Maypi dijo...

Grandes metáforas para gran contenido. Redondo, Ana, redondo. Besos

Anónimo dijo...

Usted, querida amiga, se supera por días. Será cuando sopla el viento del norte, o cuando se le cortocircuita un fusible de su ordenador, o (a lo mejor) cuando se da usted cuenta (sin querer, eso sí) que es usted, secillamente, buena escribiendo.

Coincido con el comentario anterior:
REDONDO.

Besos.

begoyrafa dijo...

Cómo me ha gustado este poema Ana. Lo siento pero lo voy a usar un domingo y sin pedirte permiso ni nada.
Un abrazo
Rafa

Mariadolcas dijo...

Me gusta mucho, Ana. Es todo lo contrario del último, que por madrugar ves tantas cosas, tanta gente, tantos estados de ánimo (encima vas y te fijas en el menos adecuado...jajaja).En éste me gusta hasta lo que no ves.
Un beso

Jota dijo...

me parece realmente bueno, de verdad, era justo lo que queria leer