24 de junio de 2008

Deconstrucción


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Urde la palabra una trama
en apariencia tupida y resistente.
Mas una lágrima sola o una sola sonrisa
consiguen destruir la casa del verbo
donde a lo largo de nuestra vida
intentamos cobijar el alma.



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6 comentarios:

Jorge dijo...

Me llama la atención la idea que hay detrás,, pero la palabra alma en esa sugerencia deconstructivista no me calza...
saludos
J.

Anónimo dijo...

Me encanta, Ana. Las palabras, tan resistentes, tan fuertes, tan salvadoras. Las palabras quebrándose, diluyéndose, consumiéndose en un incendio de una mirada con intención...
Y no hay defensa posible.
Gracias por tus palabras. Voy mejor.

gaia56 dijo...

Pues Ana estoy con Zuñiga, la palabra descontrucción no me parece adecuada, en realidad yo le veo el sentido contrario, una lágrima, un sentimiento añaden a la casa del verbo nuevas fibras.

Anónimo dijo...

Hace mucho que no escribes... Venga, va, que se te echa de menos...

Anónimo dijo...

La casa del verbo destruida por una lágrima o una sonrisa. Es de papel, claro...

Marcelo dijo...

Es que nuestra casa debe ser frágil, como la primera casa, la del cerdito más perezoso..