Urde la palabra una trama en apariencia tupida y resistente. Mas una lágrima sola o una sola sonrisa consiguen destruir la casa del verbo donde a lo largo de nuestra vida intentamos cobijar el alma.
Me encanta, Ana. Las palabras, tan resistentes, tan fuertes, tan salvadoras. Las palabras quebrándose, diluyéndose, consumiéndose en un incendio de una mirada con intención... Y no hay defensa posible. Gracias por tus palabras. Voy mejor.
Pues Ana estoy con Zuñiga, la palabra descontrucción no me parece adecuada, en realidad yo le veo el sentido contrario, una lágrima, un sentimiento añaden a la casa del verbo nuevas fibras.
6 comentarios:
Me llama la atención la idea que hay detrás,, pero la palabra alma en esa sugerencia deconstructivista no me calza...
saludos
J.
Me encanta, Ana. Las palabras, tan resistentes, tan fuertes, tan salvadoras. Las palabras quebrándose, diluyéndose, consumiéndose en un incendio de una mirada con intención...
Y no hay defensa posible.
Gracias por tus palabras. Voy mejor.
Pues Ana estoy con Zuñiga, la palabra descontrucción no me parece adecuada, en realidad yo le veo el sentido contrario, una lágrima, un sentimiento añaden a la casa del verbo nuevas fibras.
Hace mucho que no escribes... Venga, va, que se te echa de menos...
La casa del verbo destruida por una lágrima o una sonrisa. Es de papel, claro...
Es que nuestra casa debe ser frágil, como la primera casa, la del cerdito más perezoso..
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