7 de junio de 2008


No quiero levantarme
y subir una persiana rota,
tomar un triste café tibio,
leer un periódico blanco,
subir a un bus que no es auto,
hablar con mudas palabras,
abrazar con brazos cansinos,
caminar al paso de un metrónomo,
encender sin fuego un cigarrillo.

No quiero levantarme
pero tampoco quiero
correas en la cama.


.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya. He descubierto tu blog gracias a Rafa, y aquí que vendré a visitarte de vez en cuando... para dejar que tus palabras me acunen.
Besos, Ana

Anónimo dijo...

Me ha recordado a la canción "Contigo" de Joaquín Sabina.

http://youtube.com/watch?v=lpit8YCjrik

Maypi dijo...

Cuando la rutina y el ansia de libertad se unen, pueden salir poemas tan redondos como éste. Besos

Anónimo dijo...

Siempre hay un pero
Un abrazo

Anónimo dijo...

No hay que quedarse en la cama...todos los abrazos pueden ser una correa...conozco tanto esa sensación...

Anónimo dijo...

Esos adjetivos...
Se lo dice un experto en el abuso.
En cuanto al fondo, ritmo y (lo más importante) qué me transmite le diré que:
Suave,
minué,
dolor. Intenso dolor.
Siga así.