31 de marzo de 2006

No hay explicación

¿Qué sentimiento es éste, que no me deja razonar?
Ayer escuché, en una voz encandilada, cómo los clásicos veían la muerte a la vuelta de la esquina de cada año vivido. Y todos sabemos que es así. Unos sienten pánico, terror, temor a esa idea tan cruelmente natural. Otros aceptamos esa naturalidad sin dolor, aunque siempre en primera persona. Porque, cuando la visita de ese espectro de manto gris y rostro de calavera visita otro cuerpo, el sufrimiento se hace patente. Y no por la crueldad que puede arremeter contra nuestras almas, no; sino por la impotencia que sentimos ante lo irremediable. No podemos hacer nada, no sabemos hacer nada, nada de lo que hacemos sirve, nada de lo que hacemos ayuda, nada de lo que hacemos cambiará el destino escrito.
Y el tiempo transcurre.
Y Quevedo decía: "En el hoy y mañana y ayer, junto pañales y mortaja, y he quedado presentes sucesiones de difunto". Y es cierto; vivimos esperando la muerte. La vida es una larga agonía, disimulada de cuando en cuando con unas dosis de morfina risueña, que finaliza con la liberación de la muerte.
Pero una cabeza que razona ¿dónde queda cuando el sentimiento acuchilla las neuronas?
Sentimientos y razón, enfrentados en una lucha que es la esencia de la vida y la muerte. La una sin la otra no serían explicables.
Y, sin embargo, ella se muere, y yo, quisiera poder explicarlo.

19 de marzo de 2006

Sigo la corriente

Pues sí; la sigo, o más bien me dejo llevar por la última corriente en tendencias mediáticas individuales: infectar la red con el virus del blog. No obstante, habrá de tenerse en cuenta que, en este caso, los infectados aceptan con agrado la enfermedad que pueda provocarles tan globalizador visitante.

Y hago ésto -publicar mis ideas-, con el fin de espabilar a las palabras; ponerles un despertador estruendoso; sacarlas de paseo y soltarles la correa para que tropiecen y ellas solitas se levanten; tal vez, y en un momento concreto, darles un azote cuando se pasen de la raya; pero nunca, nunca, dejar que se duerman. Porque ya sabéis lo que dice el lema de este blog: "... si acunas demasiado, todo llega a dormirse".

A todos los que lleguéis a entrar en este sitio: Bienvenidos; decid lo que queráis y si no os sentís a gusto, no os quedéis por compromiso.

Un chin-chin por las palabras que cada uno lleva en su boca.