20 de febrero de 2007

ARCO: IN AND OUT

Suele suceder cuando visitamos un museo que, por mucho interés que despierten las obras de arte allí reunidas, al cabo de cuatro horas de paseo observador, la cabeza se embota de tal forma que buscas una de "Las tres gracias" de Rubens en "El beso" de Klimt.
No es el caso de ARCO. La primera vez que lo visité recibí una descarga de mil voltios de artístico orgasmo. Fue tan intensa la sensación y tan abrumadora que al cabo de los años aún puedo dibujarla con todo lujo de detalle. Este año he vuelto y me ha sucedido lo mismo.
ARCO, no cabe duda, trasciende el concepto de museo y el de exposición convencional. En ARCO no contemplas arte, el arte va contigo de la mano y te acompaña entre ríos humanos que mezclan sus aguas cristalinas, fangosas, revueltas, bravas, tranquilas, caudalosas...; todo vale en ARCO y todo se confunde en ARCO.
  • Un tal Bourgeois se dedica a coser minuciosamente trocitos de tela y algunas mujeres lucen a Purificación y sufren (estoy convencida) manolos de dieciséis centímetros de aguja.
  • Los "negros" profundos de Soulages parecen introducir el visual de Miguel Rael titulado "he decidido no morir nunca".






  • Sophie Calle tiende un homenaje desde el suelo a las putas y viste de oro blando sus letras.

  • Evan Penny nos presenta "Back of Martha" que nos da la espalda y Carmen me advierte que Boris Izaguirre está a mi lado y entonces yo le veo de espalda.

  • Ana Sánchez cuelga su "Biblioteca 14": composición, nos parece, elaborada con tiras de papel grabadas en sistema braille y yo pienso en la cantidad de ciegos que se pierden ARCO.

  • En la Galería de Hilario de México, tienen su sitio unas cabezas de carnero conservadas en formol, que por lo visto son artísticas, y cuatro galerías más allá contemplo la cabeza de Juana de Aizpuru que parece recién salida del formol.



  • A Javier Mariscal se le ha acelerado el tiempo y construye una performance a base de motos, muy original, por cierto.
  • En la galería Malborough nos emborrachamos con Botero, Kandinsky, Pelayo Ortega, Manolo Valdés, Genovés; y en el recinto ferial nos emborrachamos con tanta pareja gay, super guays, super naturales, super fashion, super enamorados y super provocadores.


  • Tapies continúa siendo un incomprendido. El hombre intenta decirnos que su obra es una mierda y el mundo insiste en pensar que es un genio.



  • En la Galería Lisboa de Arte Contemporáneo se pasaron tres pueblos. Como elemento decorativo y transgresor, han puesto las maletas personales del equipo de la Galería: maletas usadas, viejas, incluso con el ticket de embarque del aeropuerto. En fin, Nietzsche definía el arte como "un suplemento metafísico de lo natural cuyo fin es superar la realidad"; es posible que esas maletas tengan un puntito de metafísicas...




  • Puestos a citar, habrá que recordar a Bergson cuando visitamos ARCO: "El arte no tiene más objeto que el de apartar los símbolos útiles...y convencionales... que ocultan la realidad para ponernos frente a la realidad misma... Pero esa pureza de percepción implica una ruptura con la convención útil..." Y es que nada es útil en ARCO; ni una tabla de madera para lavar expuesta por Alejandro Gorafe con el sugerente título de "lavado rápido"; ni un busto de bronce orlado de piedras semipreciosas y con una rotunda g colgándole de los labios de Dalí; ni el hombre suspendido o apoyado o en equilibrio sobre dos tablones-columnas de naturaleza universal de MP & MP Rosado; ni la composición digital sobre Hendrix de Helio Oiticica y Neville d'Almeida. Nada es útil pero todo nos sugiere que lo utilicemos para interpretar esa realidad en la que vivimos.