24 de junio de 2008

Deconstrucción


.


Urde la palabra una trama
en apariencia tupida y resistente.
Mas una lágrima sola o una sola sonrisa
consiguen destruir la casa del verbo
donde a lo largo de nuestra vida
intentamos cobijar el alma.



.

23 de junio de 2008

San Juan


El enlace está clausurado. No sé de quién es la foto.


Dicen que esta noche es noche de espanto.
Espanto de los malos espíritus ahuyentados
por el fuego purificador. La llama
deshace el maleficio y nosotros
danzaremos sobre ella para alejar
todo aquello que nos espanta.

No danzaré esta noche.
Mis temores y miedos,
ansiedades y desazones,
llantos y melancolías,
frustraciones y fracasos,
son míos; forman parte de la tierra
que me nutre y me sostiene.
Ni siquiera quemaría una migraña maligna.
¿Quién diría que yo fuese Ana si no hubiese
una migraña acurrucada tras mis pupilas?

Podría danzar con el fuego mas nunca
para el fuego.
Las bendiciones brotan desde dentro.
Hacia fuera se van las acciones.



.

20 de junio de 2008

La caricia de la mañana me respigaba como la de un buen amante, con dulzura y pasión al mismo tiempo. Me gusta esa hora del día. Estoy despierta, totalmente despierta en todos los sentidos. Me siento bien, veo bien, camino bien y pienso bien. No me ocurre lo que a muchas otras personas que no espabilan hasta media mañana y que, por contra, cuando llega la noche están empezando el día. Soy mujer de principio, de comienzo, de empezar. Me encanta madrugar.
Pues iba rumbo a mi trabajo observándolo todo: el coche que se salta un semáforo en rojo porque su dueño llega tarde, la pareja que se despide con arrumacos porque no volverán a verse hasta la noche, el parterre lleno de flores que emulan una primavera que nunca existió, el jubilado en calzón corto haciendo footing a trancas y barrancas, el ejecutivo impoluto que presume de un trabajo super aburrido y que espera por un taxi que lo lleve al aeropuerto. Este último es el protagonista de esta historia.
Su traje, cuando menos, era de Emidio Tucci; camisa de rayas azul con cuello y puños inmaculadamente blancos; cartera de piel tostada, a juego, no sé si por casualidad, con unos zapatos impecables; piel dorada al más puro estilo Zaplana. En fin, un pincel, de los que aborrezco pero pincel al fin y al cabo.
Llego hacia él sin que advierta mi presencia pues está ensimismado en su PDA. Tan sólo me queda comprobar el aroma que despide para determinar la marca de perfume super guay que usa. Dos pasos para ponerme a su lado y... pedorreta doble, o triple quizá, terriblemente sonora y olorosa que, intuyo, oculta el Paco Rabanne que bañará -lo doy por seguro- su piel.
¡Qué chasco! Recordé en ese instante a un ídolo con pies de barro, aunque pensé que en este caso, contemplaba a un ídolo con pestilente culo gaseado.
Ya ven, las primeras horas matinales dan para mucho. Una llega al trabajo con una visión más amplia del mundo. O quise decir olfato?

17 de junio de 2008

.


Se acaba el día y aún no he visto la luz.
El cielo se viste de burka,
de la tierra brotan candados y por todas partes
hay jaulas de plumas negras que encierran el aire.

Pronto se acabará el día y ya estoy segura
de que nunca se abrirán los ojos,
ni se invertirá la espiral del pensamiento,
ni dejarán de revolotear los cuervos.

Apenas queda un vestigio de día y
quisiera contar lo que he visto,
mas no he visto nada porque la luz
no se enciende y los ojos no se abren.

Con un poco de suerte
tan sólo se cerrarán los labios.


.
.



Lloraba la lluvia y yo
le ofrecí mi pañuelo.
Llegó un viento cálido y ya
cesaron las lágrimas.
Entre golpes de aire y agua
la seda quedó rasgada.



.

13 de junio de 2008


Escher

La Fata Morgana es un espejismo que engaña.
Cuando me veo en el espejo no me engaño.
La temperatura de mi pensamiento se enfría
al contacto con lo externo y no brilla.
Del frío nacen agujas de misterio.
No hay espejismo en lo desconocido.
La mirada que se fija en la mía
ni siquiera vislumbra un atisbo de la suya.


.

7 de junio de 2008


No quiero levantarme
y subir una persiana rota,
tomar un triste café tibio,
leer un periódico blanco,
subir a un bus que no es auto,
hablar con mudas palabras,
abrazar con brazos cansinos,
caminar al paso de un metrónomo,
encender sin fuego un cigarrillo.

No quiero levantarme
pero tampoco quiero
correas en la cama.


.