27 de enero de 2020

BOLÍGRAFO


Era un bolígrafo precioso,
como una mujer preciosa.

Su cabeza era hermosamente dorada,
como una hermosa cabellera rubia.

Su cuerpo, contorneado y llamativo,
como las curvas suaves
de un cuerpo femenino.

Se abría fácilmente (no proceden las comparaciones)
y se cerraba con suavidad como
la dulce negativa de una mujer enamorada.

Todo en él era casi perfecto
como esa mujer que roza la perfección.

Pero tenía un defecto: su bola
no se deslizaba bien, era irregular
en su trazado y emborronaba más que pintaba,
como esa mujer diez que debe
mantener la boca cerrada
para no convertirse en menos uno.

A veces, las más, es preferible usar un BIC,
sencillo, sin alardes, clásico, incluso anodino,
pero con el que mantienes un grado de afinidad
tan importante que te permite escribir
una historia de diez.

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